Reparémos el altar de Dios
"Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán. " (Ezequiel 34:26)
Y los falsos profetas lo hicieron y no hubo lluvia. Y dice la escritura:
(1 Reyes 18:30) “…y él (Elías) arreglo el Altar de Jehová que estaba arruinado”. Había altar para todo, menos para Dios. Y lo arreglo, lo restauro y puso el sacrificio y vino fuego del cielo. Fue lo primero. Lo segundo el pueblo cayo postrado diciendo: Jehová es Dios. Y lo tercero, Dios envió la lluvia sobre el pueblo de Israel de nuevo. Vino la Bendición.
El mismo día que se restauro el Altar vino la Bendición.
¿Qué es el Altar? No estoy hablando del templo, esto hablando del Altar Familiar. El Altar Familiar es esto:
“Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos. Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes, y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas; para que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra” (Deuteronomio 11:18-21).
Eso es el Altar Familiar, cuando tú te sientas con tus hijos y les hablas la Palabra de Dios. Debiera ser siempre el papá el que haga esto, pero a veces no hay papá y lo hace la mamá. Pero a veces el papá y la mamá no lo pueden hacer, pues entonces que lo haga el jóven. Pero que reúna a su familia y lea la Palabra y oren juntos. Eso es un Altar Familiar. Dios quiere esto.
Pero la sequía ha venido. Porque nosotros no tenemos Altar para Dios. En nuestra casa corremos, para ver el show de televisión del momento, la serie que están dando, la novela que esta de moda. Corremos al computador, corremos y hablamos de política y de deportes y estamos al tanto de lo que pasa en las naciones. Pero nunca se habla la Palabra de Dios.
Es tiempo de reparar el Altar de Dios en nuestra casa.
|